1) CONOCIMIENTO DE LA RAZA (estándar morfológico y funcional)
La morfología de una raza de perros debe estar en consonancia con el trabajo que tiene que realizar. Eso ocurre con más razón en las razas primitivas, como el Podenco Andaluz, porque la selección ha sido natural y la naturaleza no se equivoca. Cada característica de la estructura del perro tiene su porqué.
El estándar funcional de cualquier raza describe la manera como el perro hace su trabajo. Como siempre se ha dicho, por muy bien descrito que esté (y en mi opinión el estándar funcional del P.A. no es de los mejor descritos), hay que haber visto muchos podencos de distintas líneas en el campo para tener una idea precisa de cuales son todos los recursos que utiliza nuestro polivalente perro para enfrentarse a las piezas de caza. Así, por ejemplo, solo en cuestión de latidos, en el P.A. se identifican tres distintos: el latido al rastro previo, el latido a parado y el latido de acoso. Incluso algunos ejemplares laten a parado de forma distinta la caza mayor y menor.
Hay podencos que sólo laten de acoso y sustituyen el latido a parado por una parada más o menos estática. Los hay que ventean (cabeza alta bebiendo el viento) más que rastrean (nariz al suelo) y al revés. Esos matices no implican que el podenco que usa uno u otro recurso sea mejor que el que usa el otro, pero sí hay que tener en cuenta que lo haga como lo haga, lo haga bien.
Sin embargo, se considera más completo el podenco que usa todos los recursos posibles. Por ejemplo, el que dentro de la maleza usa el latido a parado cuando tiene el conejo aplastado y en terreno limpio usa la parada, o el que late el rastro previo del conejo, pero no el de la pluma, para no volarla…
Hasta el rabeo tiene sus matices. Un rabeo con el rabo hacia arriba es mejor y más visible en la maleza que el rabeo bajo hacia los lados, que además de verse menos, tiene más posibilidad de lastimar la punta del rabo. El rabeo debe ser expresivo en relación a la frescura del rastro. Un podenco que se baja del coche ya rabeando como un ventilador, sin ni siquiera agachar la cabeza para ver si hay rastros, demuestra menos clase que el que modula la intensidad del rabeo según la frescura del rastro. Lo mismo que el que late nerviosamente sin estar rastreando ni venteando.
Ese perro está latiendo por ansiedad, no porque detecte ningún rastro.
Un aspecto a tener muy en cuenta es el carácter del podenco. Un podenco equilibrado y noble, que no le afecta la presencia de gente ni perros extraños y se pone a hacer su trabajo con normalidad en las circunstancias de una prueba (jueces, publico, gente y perros extraños) ya nos está diciendo muchas cosas:
– Primero, es un perro que cobra bien, aunque no lo veamos cobrar en la prueba, casi con seguridad. Y si no lo hace es por culpa del dueño. Pregunten a los podenqueros con experiencia: ¿Cuantos podencos de carácter noble y equilibrado habéis tenido que no cobren? Puede haber una excepción que confirme la regla, pero en el 99,9% de los casos, un perro noble y equilibrado y compenetrado con su dueño, muy mal hay que hacerle las cosas para que no nos cobre.
– Segundo, es un perro potencialmente obediente y con tendencia a compenetrarse con su dueño.
De lo contrario, de perros temerosos, huidizos, violentos… en definitiva con problemas de carácter, podemos esperar que no cobren, que se lleven el conejo a enterrarlo o que cacen aparte de los demás (se alejen por sistema). El carácter es un indicador valiosísimo de los podencos.
2) CONOCIMIENTO Y RECONOCIMIENTO DEL TERRENO
Un buen juez y un buen podenquero deben saber “leer” el terreno en que se va a realizar la prueba o que se va a cazar. Hacia donde corre el aire es muy importante. Cazaremos siempre contra el aire, ya que si avanzamos a favor del aire estamos comunicando a la caza nuestro olor y nuestros sonidos. También procuraremos situar dónde están las madrigueras.
La caza con podencos es andar despacio, situarse en puntos dominantes del terreno y dejar que los perros trabajen, salvo quizás si vamos de perdices y las llevamos por delante en terreno abierto, en cuyo caso hay que apretarlas a buen paso. Pues lo mismo enfocaremos la prueba y, como no s trata de cazar perdices, aunque las hubiera, nunca aceleraremos el paso en una prueba.
El día anterior, preferentemente al atardecer porque hay más probabilidad de ver piezas de caza en el terreno, los jueces recorrerán los campos que les toquen, en silencio. Se identificarán, si es posible, madrigueras usadas, así como se observará el suelo para detectar la presencia de escarbaduras y cagarrutas de conejos frescas, También se anotarán las piezas de caza vistas. No hacer caso a las cagarrutas viejas. Puede haberlas hecho un conejo que ya es difunto. También se localizarán los puntos de parada dominantes.
Es deseable que los campos tengan esos puntos de buena visibilidad para situarse el juez y los participantes como si estuvieran cazando, a la espera de poder tirar una pieza. También es deseable que haya zonas de maleza dura, así como otras más sencillas. Las primeras para comprobar que los perros no rehúyen lo duro y con desniveles (arroyos de zarzas, carrizos…).
El terreno ideal para todo esto es un barranco grande, donde veamos fácilmente desde un testero al de enfrente, a ser posible de monte por sus laderas y de maleza dura en su fondo. Si hay trozos de zarzas, mejor, pero tampoco que sea un zarzal enorme y profundo donde no se ven los perros en todo el rato que dure la prueba.
El terreno fácil nos servirá para que veamos bien las evoluciones de los perros (monte bajo, pasto…). También, si es posible, se puede marcar zonas para posicionar al público asistente, ya que un aficionado que hoy asiste a la prueba como espectador, mañana puede ser un competidor o un juez.
En la última prueba a la que asistí como juez (Villena – Alicante- Copa de España de la RSCE) la orografía del terreno no permitía situar al público para ver la prueba bien, por lo que los dos jueces decidimos probar a que el público viniera agrupado y en silencio unos 30 metros detrás de los participantes.
El comportamiento del público fue modélico, no interfiriendo para nada en el desarrollo de la prueba. Otras veces, desgraciadamente no ha sido así.
3) ASPECTOS A VALORAR DE CADA PERRO
A continuación, vamos a enumerar los aspectos a valorar de cada perro que se presenta a la prueba. Debe quedar claro que los jueces puntúan SEGÚN LO QUE VEN en la hora aproximada que dura la prueba. Estamos seguros que el dueño siempre habrá visto actuaciones impresionantes de su(s) perro(s) en sus jornadas de caza, pero el juez sólo puede juzgar lo que ve en esos momentos.
1) Iniciativa, búsqueda, decisión, carácter. Aquí se valora el empeño que pone cada perro en encontrar la caza y ponerla de manifiesto, sin depender de otro perro, por su propia iniciativa, sin detenerse en la búsqueda, ni venirse a los pies del dueño, a no ser que el juez mande parar, sabiendo cuales son los mejores sitios para encontrar una pieza y yendo a ellos sin pausa, pero sin aceleramientos. También se valora el carácter abierto y noble de los ejemplares, sin mostrar signos de timidez ni agresividad con otros perros.
2) Latido y parada. Se anotan los distintos tipos de latido que ejecuta el ejemplar, si tiene ocasión, al rastro previo, a parado y de acoso. Todos los podencos deben manifestar al menos el latido de acoso, a pieza vista. Se considera un podenco más completo en este aspecto el que demuestra poseer los tres tipos de latido. También se anotará, si lo manifiesta, la capacidad de hacer paradas a pieza encamada u oculta.
3) Olfato, vista y oído. Se valora que el perro, manifieste la capacidad de percibir rastros de piezas, aunque sean menos recientes, bien bajando la nariz al suelo y demostrando con expresiones corporales y latido (ojo con el repetido latir al rastro previo si no aparece ninguna pieza. Demuestra tener mal graduada su nariz y, aunque percibe los rastros, no distingue los viejos) y anotar también si algún ejemplar olfatea con la cabeza a media altura o por alto (venteo). En caso de moverse un conejo en la espesura podremos también anotar como positivo si algún perro lo detecta por el oído o vista.
4) Resistencia y movilidad. Puntuaremos si el comportamiento del perro es constantemente activo mientras dura la prueba, sin excesivos caldeos, ni paradas a descansar. Así como su agilidad en terreno quebrado y/o espeso.
5) Estilo y morfología. En este punto valoraremos la parte estética del cazar del perro, así como su correcta morfología, su correcto rabeo, su alegría de movimientos, en definitiva, lo que todos entendemos por un cazar alegre (sin excesos) y bonito. No olvidemos que quizá el componente más importante de la caza sea el estético.
6) Actitud ante terrenos difíciles. Valoraremos aquí el hecho de que el perro no se frene ante las zarzas, aulagas, carrizos, pendientes pronunciadas, sino que las tome con decisión y naturalidad.
7) Instinto de presa y cobro. Se puntúa aquí positivamente al podenco que atrapa una pieza y la cobra correctamente. Ojo con el perro “balconero” o “portillón”, que debe ser descalificado, aunque atrape.
8) Obediencia y control. Registraremos mediante puntuación si el cazar de cada ejemplar es ordenado, a tiro de escopeta y compenetrado con su dueño. Lógicamente, el juez entiende que, si un perro se aleja unos minutos tras un rastro cierto, ese perro no está fuera de control. Pero si pierde el rastro o el conejo se le encierra, el perro debe volver a cazar a la mano de su dueño. A lo largo de la prueba el juez puede mandar recoger los perros en un momento dado en que no estén enfrascados con el rastro de una pieza y se comprobará la presteza con la que acuden.
9) Descalificaciones. El juez puede mandar amarrar al perro o descalificarlo si este manifiesta: Agresividad o violencia con otros ejemplares; Falta reiterada de iniciativa, sin despegarse de los pies del dueño o por apatía en la caza; Cazar constantemente fuera de control y sin obedecer a la llamada de su dueño; Balconea constantemente por fuera del arroyo o zona espesa, esperando que los otros le echen la pieza; Debilidad o cojera manifiesta; Cualquier otra circunstancia lógica que aconseje la retirada del perro.
4-DESARROLLO DE LA PRUEBA
4-1 Sorteo
A la hora convenida todos los participantes deberán estar en el lugar donde se realizará el sorteo de campos y jueces. Los perros permanecerán en sus transportines o carros. Los participantes tendrán a mano la documentación de los perros por si se les solicita desde la mesa de dirección de la prueba. Los participantes estarán atentos a los llamamientos y a la batería donde han sido encuadrados, así como cuál es el coche del guía o comisario de campo tras del cual deben de ir al campo que les haya tocado.
4-2 Identificación de los perros y evaluación visual.
Se realizará en un lugar próximo al sorteo, siempre lejos del cuartel de competición para que las conversaciones no afecten a la presencia de piezas de caza en el cuartel a competir. En esta fase, el juez debe comprobar, lector de microchip en mano, que los microchips coinciden con la documentación que presenta el participante del perro o perros inscritos.
También, el juez tomará nota de la puntuación provisional de morfología, que debe ser completada con la manera de moverse el perro que se observe posteriormente en el campo. A su vez comprobará si hay algún perro con síntomas de enfermedad; cojera; perra que esté en celo, si hay machos y hembras en la batería; ejemplar que manifieste un comportamiento marcadamente violento; o cualquier otro motivo que aconseje que el perro no debe participar en la prueba.
En cuyo caso lo manifestará en ese momento, impidiendo la participación del perro/a. También el juez dará las instrucciones necesarias a los participantes: No hablar en la prueba, no animar ni jalear al perro, no lanzar piedras a modo de indicación, también comentará el tipo de terreno que se va a cazar y otros detalles de la prueba. Es el momento en que los participantes pueden preguntar cualquier duda al juez sobre el desarrollo de la competición. De inmediato saldrá la comitiva, precedida por el coche del guía hacia el campo asignado.
4-3 En el campo o cuartel de la prueba.
Se hablará lo menos posible antes de iniciar la prueba. El juez tomará la hora en su reloj y mandará soltar los perros en el punto que determine. Lo aconsejable es empezar en terreno sencillo, luego al terreno duro y vuelta a lo sencillo, comprobando que los perros van de uno a otro terreno sin renunciar a entrar en lo duro y saliendo de nuevo a lo limpio de manera obediente cuando el juez mande llamar a los perros.
4-4 Los primeros diez minutos.
Son poco significativos. Los perros hacen sus necesidades y toman primer contacto con el terreno. Se observa si algún perro manifiesta flojera de carácter. En estos primeros minutos se permite al perro alejarse, siempre que vuelva a la mano antes de que acabe ese tiempo. (Ojo con los podencos que dan una vuelta amplia y luego se pegan a su dueño. Pueden ser indicativos de ser un fenómeno. El desarrollo posterior de la prueba le dará la razón o no al perro que hace eso).
4-5 El resto del tiempo.
Se irán anotando en una libreta auxiliar los detalles que se observen a cada perro, identificado solamente por el color del collar. Para ir más rápido, en cada apartado de los descritos en la parte 3 y que van reflejados en la planilla, si el perro ejecuta una buena acción se le pone un signo + y si hace algo negativo un signo -. Para resaltar una acción (por ejemplo, atrapar un conejo) se puede rodear el signo * o el – de un círculo para darle más fuerza. En casos excepcionales se pude describir la faena del perro brevemente. Por ejemplo: “sigue rastro, atrapa y cobra”; o bien: “descalificado por falta reiterada de control”. Hay jueces que prefieren anotar en una planilla en sucio y luego ponen las puntuaciones en la planilla definitiva al finalizar la prueba. Otros llevan un block de notas durante la prueba y luego lo pasan a la planilla…
Si un perro hace lo que se espera de un podenco andaluz o maneto, sin recalcar nada positivo ni negativo, le asignamos un 5 en ese apartado. Si tiene más signos + que signos menos, la nota deberá ser superior a 5 y si es al revés inferior a 5 en ese apartado. Por ejemplo, si un perro renuncia a entrar en lo duro, yo lo anoto y automáticamente le pongo un cero en el apartado de ACTITUD ANTE TERRENOS DIFICILES.
La puntuación final del perro será la suma de los puntos de los distintos apartados, salvo si ha sido descalificado.
Al finalizar la prueba, el juez podrá hacer un breve rapport o informe de la actuación de los perros. Se procurará resaltar las virtudes, indicando defectos sólo si el dueño lo pide y en privado.