Desde que se creó el estándar del perro Podenco Andaluz se ha venido observando una notable distancia entre los podencos andaluces en manos de los cazadores y los que refleja el estándar de morfología.
Pensamos que el estándar actual incluye ciertas líneas de
podencos, pero no todas las existentes en nuestra amplia geografía podenquera.
El problema está en la cantidad de animales que se quedaron fuera de ese prototipo y que han convivido desde hace siglos con los que sí entraron.
También ocurre que, aun dentro del estándar actual, el criterio de los jueces se inclina más a premiar un animal fino, elegante y homogéneo de capa, que otro más rustico y fuerte, más dotado para el trabajo, aunque menos vistoso en el ring.
El principal objetivo de este nuevo club, compuesto mayormente por aficionados cazadores, es promover las acciones necesarias para que el estándar y la realidad de los podencos andaluces en manos de cazadores se encuentren, ya que, si no se hace, tendremos el problema de que, a un plazo relativamente corto, exista un perro Podenco Andaluz “de belleza” y otro “de trabajo”, como ha ocurrido en otras razas.
Además, este problema, a la larga, puede ocasionar incluso que el Podenco Andaluz deje de ser un perro de caza, como ha pasado en razas a las que prácticamente ya no le quedan ejemplares cazadores (Cocker, Setter Irlandés, Cirneco…). Para que dicho encuentro entre el estándar y la realidad se produzca deben moverse ambas partes hacia un punto consensuado. Los cazadores podenqueros debemos homogeneizar nuestros perros y el estándar debe abrirse o flexibilizarse para admitir más ejemplares.
Hablando del estándar, por ejemplo, no le vemos sentido a seguir manteniendo que el Podenco Andaluz debe ser más alto que largo, cuando la realidad de lo que se ve y se puede medir es que son, mayoritariamente, cuadrados o incluso algo alargados. También, tal vez, podríamos hablar de capas o características que tengan cabida en dicho nuevo estándar con el calificativo de “a extinguir”. Por ejemplo, esta sería la clasificación de aquellos podencos que
tienen la misma morfología y maneras de cazar que el resto, pero cuya capa es color chocolate. Otro caso a tener en cuenta es la existencia de muchas líneas de podencos andaluces que tienen subpelo en cuello y pecho, aun en los clasificados como pelo corto, que los protege bien del clima adverso y del matorral lacerante.
También creemos que debe retocarse el estándar para adaptarse a la realidad de la práctica inexistencia de podencos sedeños de talla media y chica, o de los podencos de talla chica y pelo duro, que si se han extinguido por algo será.
Los jueces de morfología deben tener presente que el perro que juzgan existe sólo por y para la caza, porque así ha sido durante siglos y, en consecuencia, premiar un perro más rústico y campero y no a perros con las orejas transparentes, o pelo excesivamente corto y claro que deja ver la piel del animal… o de patas como bolígrafos de finas… en todos esos casos, muy vulnerables en su trabajo. Tampoco a animales excesivamente esbeltos, tirando a podencos ibicencos o canarios, cuyo escenario de actuación y maneras de moverse no son los mismos que los del podenco andaluz. Desechar ojos saltones propensos a dañarse las corneas en el matorral, permitiendo ojos más pequeños y achinados, que están más protegidos y no se llenan de impurezas en el trabajo…
Las pruebas de morfología (o mejor acentuarlas como de morfología funcional) deberían celebrarse, no en un espacio cerrado de cincuenta metros cuadrados, donde un perro no puede evolucionar adecuadamente, sino en terreno más abierto, que permita ver al perro lanzado al galope, tenso ante algún estímulo, para ver como se enerva y envela…
Por otro lado, Los cazadores que nos servimos de la raza debemos poner de nuestra parte criando perros que no sólo tengan pasión por la caza, sino también con una estructura adecuada para ese propósito (la que debe marcar el nuevo estándar). ¡Cuántos perros que tienen una cabeza adecuada para el trabajo que tienen que desempeñar (pasión por la caza e inteligencia par desarrollarla) no tienen un cuerpo idóneo para desempeñarlo y sufren lesiones que se podían ahorrar de haber tenido una morfología idónea! Es labor del cazador seleccionar perros con una morfología correcta para el trabajo y también homogeneizar su aspecto.
No olvidemos que la caza es estética, y que una recova con ejemplares homogéneos es mucho más hermosa que una mezcla disonante de tipos.
En resumen, Llevemos nuestros perros a la l tipología y tipicidad más idónea y que den más identidad a esta raza tan ancestral y tan nuestra. Y a su vez, acerquemos el prototipo que designa el estándar a esa realidad de un perro nacido para moverse en el campo y en los terrenos más duros.
Manuel Pedrosa Valverde (miembro del P.A.C.E.)